Diversidad sexual (6): Catherine I

Catherine:

Estoy en el dormitorio en este momento. Mi pareja estable [life partner] está en el baño, duchándose para quitarse los jugos de otra mujer de su piel, preparándose para dar clase esta noche. Y eso, como solían decir los psiquiatras, ¿cómo me hace sentir?.

Bueno, ojalá él saliese de la ducha y apagase la tele, porque estoy intentando concentrarme. Y estoy contenta de que unx amante de mi compañerx de piso esté abajo hablando con otra mujer y así no tengo que bajar y ser sociable cuando prefiero estar trabajando. Pero aparte de eso, me siento bien, disfrutando de un momento tranquilo en el que puedo escribir y preguntándome que ponerle a los niños de cena.

Para la mayoría de la gente, supongo, esto sería impensable. Se supone que me tengo que sentir rechazada e insegura, inundada de rabia y celos. Si fuese realmente buena en eso, le lanzaría cosas, lloraría, le amenazaría con dejarle. Asi que ¿por qué no me sucede eso?, ¿qué estoy haciendo mal?.

Sea lo que sea, ha estado "mal" por mucho tiempo. La primera noche que pasé con el que sería mi marido sucedió porque mi mejor amigo, que había venido para llevarme al médico al día siguiente, estaba pasando la noche con mi novio —con mi aprobación incondicional. Durante mis primeros años de juventud, mis amigxs y yo compartíamos amantes de manera tan normal y generosa como compartíamos "quedadas".

Y de repente, me hice veinteañera y empecé, sin pensarlo o quererlo, a volverme una persona "normal". Nos casamos en la iglesia del pueblo de sus padres. Tuvimos dos hijxs. Compramos una casa, después otra más grande. Pasamos muchas horas en el trabajo. No recuerdo incluso haber discutido sobre si queríamos o no ser monógamos: simplemente, lo éramos. Diez años más tarde, me encontré a mí misma como una golfa varada en una zona residencial. Empecé a cuestionarme cosas que habíamos dado por hechas. ¿Qué pasaba si me juntaba con otrxs pero no había penetración? ¿Qué pasaría si llevase amantes a casa para compartirlxs los dos?. No, no, no. Él no se sentía cómodo con ninguna de esas opciones. Me sentía más y más atrapada. Él se sentía más y más que me estaba aprovechando de él. Al final, con pena y cierta sensación de inevitabilidad, nos separamos quedando como amigos (relativamente). De repente el mundo era una fiesta [candy store]. Descubrí rápido que una mujer interesada en el sexo y abierta a muchas experiencias sexuales, pero explícitamente no interesada en el matrimonio, tiende a volverse extremadamente popular extremadamente rápido. Bastante pronto me creé un círculo de amigxs para follar (fuck buddies) a lxs que les tenia cariño, a quienes podía llamar para una película o ir a comer o para follar o para charlar. Recuerdo diciéndole a una compañera de trabajo recientemente divorciada —una mujer con más belleza tradicional, dinero y más deseable que yo— que desde mi ruptura no había pasado una noche de fin de semana sola excepto cuando lo había querido así. Ella, deprimida en sus luchas por la caza de un marido, no podía creerlo. Y en aquel momento, no tenía las palabras para explicar lo atractivamente feliz, libre de culpa, podía hacer a una persona el sexo sin compromiso.

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Traducción de la edición de 1997 de The Ethical Slut. © Dossie Easton y Janet Hardy. Laversión actualizada ha sido publicada este año.

Imagen: Flickr Creative Commons