la mosca cojonera: Parafilias: Fetichismo de las bragas

¡Alegría!. Foto de celluloidjunkie

Aunque ya escribí sobre el tema, hay una entrada en la wikinglis dedicada sólo a esa parafilia que, por su interés, paso a traducir:

El fetichismo de las bragas es la creencia de que las bragas (o la ropa interior femenina) contiene un poder sexual intrínseco. La conducta en esta parafilia entre otras cosas puede consistir en compartir material impreso o electrónico donde se muestren las bragas, normalmente de carácter erótico (softcore), o también puede consistir en la visión directa o contacto directo con bragas.

Proporción de fetichistas de las bragas.

Para hallar la importancia de cada uno de los diferentes fetichismos, se estudió científicamente una muestra de por lo menos 5000 individuos en todo el mundo, de 381 grupos de noticias y foros (discussion groups). La importancia relativa de cada uno se estimó basándose en (a) el número de seguidores que tuviese ese fetichismo, (b) el número de individuos participando en ese grupo y (c) el número de mensajes intercambiados. Dentro de esa muestra, el 12 por ciento se excitaban con la ropa interior.

Máquina expendedora de bragas. Foto de yamatoast

Burusera en Japón

Las tiendas burusera (ブルセラ) en Japón venden bragas usadas por chicas. "Buru" significa bragas ¿bombacho? (o sea, esto) y "sera" significa vendedor. También venden otros tipos de ropa, como uniformes de colegiala, chaquetas de colegiala, bañadores de colegiala... (en el original se repite todas esas veces lo de colegiala, no es coña). La ropa se acompaña a menudo de fotos auténticas de las chicas vistiendo esas prendas. Los clientes son hombres japoneses que huelen o usan de otra manera las bragas como estímulo sexual. Hubo un tiempo en que también se usaron máquinas expendedoras de bragas usadas y envasadas.

El precio de un par de bragas usadas puede llegar a 5.000-10.000 yenes.

Máquinas de venta de bragas. Foto de 63087228@N00

Colegialas menores de edad participan en la venta de sus bragas usadas, ya sea a través de tiendas burusera o usando webs para móviles para venderlas directamente a los clientes. Cuando se introdujeron en Tokio en 2004 las leyes prohibiendo la compra de ropa interior usada de menores de 18 años, se registró que algunas menores de edad en su lugar permitían que sus clientes (llamados kagaseya o olisqueadores) oliesen su ropa interior directamente entre sus piernas. Otras eligieron vender fotos de ellas mismas, añadiendo las bragas usadas gratis.